Por un lado, Cambridge se ha convertido en la ciudad más reciente en prohibir el uso de tecnologías de Reconocimiento Facial por el poder público. Por otro lado, la policía de Londres está empezando a utilizar la tecnología como una estrategia de seguridad pública.
¿Cuáles son las cuestiones que rodean al Reconocimiento Facial? ¿Y cuál es el peso de cada una de estas noticias en la opinión pública mundial?
Cuna del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y de la Universidad de Harvard, la posición del gobierno de Cambridge tiene un peso simbólico: fue en estas universidades donde se desarrolló la génesis del Reconocimiento Facial.
“Privacy laws have not kept pace with advancements of digital technology,” said Kade Crockford, director of the Technology for Liberty Program at the ACLU of Massachusetts. “But Massachusetts cities and towns are stepping up to ensure that face surveillance technology doesn’t get out ahead of our basic rights.”
#FacialRecognition technology ban is ordained by the City Council. Cambridge joins a small but growing number of cities who are stepping up to protect residents from intrusive and undemocratic technology. Thanks to @ACLU_Mass and @onekade for their support and leadership. pic.twitter.com/d9w0XjrDqh
— Councilor Marc McGovern (@Marc_C_McGovern) January 13, 2020
El ex alcalde de la ciudad Marc McGovern tuiteó en su red social: “Cambridge se une al creciente grupo de ciudades que se están posicionando para proteger a los ciudadanos de la tecnología intrusiva y antidemocrática. La ciudad se une ahora al grupo de Brookline, Northampton, Somerville y Springfield”.
El argumento de las autoridades es que no existe una regulación efectiva de los programas informáticos. Además, las últimas tecnologías siguen siendo imprecisas en factores como la edad, el sexo y el tono de la piel. En la moratoria que estableció la prohibición, los legisladores escribieron que la tecnología “es perjudicada por las disparidades raciales y los prejuicios”, lo que da lugar a “una cantidad enorme de falsos positivos”.
La policía de Londres, en febrero, comienza a usar cámaras de Reconocimiento Facial en las calles de la ciudad. En un comunicado, la policía rechazó las críticas y afirmó que el 80% de los encuestados apoyaban la decisión. También aseguró que el sistema tendrá como objetivo la captura de criminales y rastrear personas desaparecidas.
La policía también afirma que el sistema es efectivo en el 70% de los casos, ayudando a encontrar a los sospechosos buscados. La mayoría de los encuestados cuestionan estos datos. Las cámaras estarán conectadas a bases de datos con fotos de los sospechosos. Si la cara escaneada no está en ninguna base de datos, los datos se borrarán inmediatamente.
Nick Ephgrave, an assistant commissioner at the Met, said: “As a modern police force, I believe that we have a duty to use new technologies to keep people safe in London. Independent research has shown that the public support us in this regard.”
El uso de esta tecnología plantea una serie de cuestiones delicadas.
En primer lugar, es importante destacar que el debate se centra generalmente en el uso de la tecnología para la seguridad pública. Las demás solicitudes suelen ser bien aceptadas. Este es el caso de check-in por Reconocimiento Facial para hoteles y aeropuertos o en plataformas de pago mediante biometría facial, por ejemplo.
Con la seguridad pública es diferente. El derecho a la privacidad y el derecho a ir y venir de los ciudadanos son inalienables y deben ser garantizados por los gobiernos. El gran peligro de permitir el uso de esta tecnología es precisamente frenarlos. Diversas críticas son realizadas en este sentido a China, por ejemplo, que ha estado utilizando la tecnología desde hace algunos años.
Otro factor importante es el social: la tecnología tiene una cantidad excesiva de “falsos positivos”, especialmente con los negros y los ancianos. Este tipo de cuestión es particularmente delicado, ya que toca las heridas históricas de la constitución de los países.
Nadie está en desacuerdo con que se adopten nuevas tecnologías para aumentar la seguridad de las ciudades. Pero tal vez el Reconocimiento Facial merezca una mayor discusión y un poco de paciencia. Los experimentos, como los de Londres, pueden ser bienvenidos.