Los gobiernos de todo el mundo han recomendado cuarentenas para disminuir el ritmo de contagios de COVID-19 y, por tanto, ayudar al sistema de salud a controlar la pandemia en los próximos meses.
Por lo tanto las empresas, han establecido esquemas de teletrabajo para sus empleados. Quien no está acostumbrado a trabajar en casa, puede tener problemas para administrar su tiempo. Sin embargo, con las prácticas correctas, el teletrabajo puede generar resultados iguales o incluso mejores que el de oficina.
Tener flexibilidad no significa no tener horario. Crear rutinas es válido para el trabajo y otras actividades. Es importante mantener horarios fijos para despertar, tomar un café, iniciar la jornada laboral, para comer, etc.
La técnica más atinada para lucha contra la procrastinación: comienza con lo más difícil y aburrido. Antes de terminar el trabajo en casa, procura programar la tarea más laboriosa para comenzar al siguiente día. Por la mañana el nivel de concentración y de energía suele ser el más elevado, por lo que se terminará más rápido y con menos errores.
El almuerzo en el teletrabajo suele ser mucho más rápido. Pero la pausa para los alimentos es un divisor importante para el día y ayuda a mantener el ritmo de oficina. Establecer una alarma para almorzar siempre al mismo tiempo ayuda a mantener este ritmo. También es bueno distraerse después de comer, como caminar a paso ligero o ver algo de interés personal.
Las interrupciones se dan muy sutilmente, como un vistazo que le puedes dar a la televisión encendida. Evita permanecer en este tipo de ambientes. Cambia a un lugar aislado y silencioso, o usa auriculares.
Un primer paso es reconocer lo que desencadena una distracción. Lo que causa más distracción, además de la tv y las personas que viven junta, es es la limpieza y labores domésticas. Es importante establecer días y horarios fijos para ocuparse de esas tareas que siempre estarán ahí, y no caer en dar “trapazos” a la casa en intervalos, de lo contrario estas interrupciones van a retrasar el trabajo más de lo que crees.
En tiempos de teletrabajo, es necesario llevar la lista de tareas como algo más que un montón de obligaciones. Para eso, existe el método ABCDE, que propone la jerarquía de tareas de mayor a menor importancia. Con esto, es posible quitar las tareas menos importantes y dejarlas para el día siguiente. Los criterios de importancia pueden ser establecidos por urgencia y por impacto en el trabajo.
Estar de pie nos crea una sensación de urgencia para resolver las cosas pronto. Incluso existen escritorio altos para esto. Pensar de pie y caminar en la casa para reflexionar sobre un tema, puede traer soluciones de forma ágil.
Sí, puede y acontecerá, pero tiene que ser a una cierta hora. El consejo es: concéntrate en una actividad determinada y, cuando el cansancio llegue, reserva tiempo para “respirar”. Leer, mirar televisión, navegar en internet, ayuda a tener nuevas y emocionantes ideas sobre el problema en el que estabas concentrado.
Establece reglas claras, con señas claras de cuando puede ser interrumpido y cuando no: “cuando esté al teléfono , no puedo ser interrumpido” o “cuando cierre la puerta es porque necesito concentrarme”.
Es bueno tener un lugar en casa que sea reconocido como “área de trabajo” o de oficina. Ayuda a visualizar donde comienza a trabajar y enfocarse. Sin embargo, a pesar de que tener un ambiente de trabajo fijo es excelente, se recomienda pasar a un lugar donde girar la llave en la casa. Esto incluso puede estimular diferente pensamientos y creatividad, especialmente si el aburrimiento del aislamiento social comienza a tocar la puerta.
Recuerda que cualquier adaptación lleva tiempo. Es necesario tener paciencia para que el trabajo desde casa sea productivo y agradable. Trabajar remotamente es una tendencia que se intensificará en los siguientes años. En el Reporte de tendencias “Cultura de Empresas para 2020”, se discute este tema y sus consecuencias.